Verso, unidad mínima de análisis en un poema. Desde el punto de vista etimológico, versus alude al camino de ida y vuelta que realizan los bueyes que tiran del arado. Versus equivale a surco, mientras que prorsus —de donde deriva la palabra prosa— designa un camino que siempre avanza, sin regreso.
El verso puede estar formado por una palabra o varias y siempre tiene un ritmo y cadencia que lo caracteriza. Este ritmo se consigue mediante una combinación de sílabas tónicas o átonas que asegure una regularidad acentual, rasgo que, según Tomás Navarro Tomás, marca la diferencia fundamental de la prosa con respecto a la poesía. Por lo general, un verso se escribe en una línea.
Ejemplos de versos
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EL INSTANTE (Jorge Luis Borges)
¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño
de espadas que los tártaros soñaron,
dónde los fuertes muros que allanaron,
dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?
El presente está solo. La memoria
erige el tiempo. Sucesión y engaño
es la rutina del reloj. El año
no es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismo
de agonías, de luces, de cuidados;
el rostro que se mira en los gastados
espejos de la noche no es el mismo.
El hoy fugaz es tenue y es eterno;
otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.
El Cómplice
(Jorge Luis Borges)
Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos.
Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.
Me engañan y yo debo ser la mentira.
Me incendian y yo debo ser el infierno.
Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.
Mi alimento es todas las cosas.
El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.
Debo justificar lo que me hiere.
No importa mi ventura o mi desventura.
Soy el poeta.
Remordimiento por cualquier Muerte
(Jorge Luis Borges)
Libre de la memoria y de la esperanza,
ilimitado, abstracto, casi futuro,
el muerto no es un muerto: es la muerte.
Como el Dios de los místicos,
de Quien deben negarse todos los predicados,
el muerto ubicuamente ajeno
no es sino la perdición y ausencia del mundo.
Todo se lo robamos,
no le dejamos ni un color ni una sílaba:
aquí está el patio que ya no comparten sus ojos,
allí la acera donde acechó sus esperanzas.
Hasta lo que pensamos podría estarlo pensando él también;
nos hemos repartido como ladrones
el caudal de las noches y de los días.